México arranca 2025 con una deuda histórica: 17.5 billones de pesos
México arranca 2025 con una deuda histórica: 17.5 billones de pesos
El sexenio pasado deja un país con un nivel de endeudamiento sin precedentes, hipotecando el futuro de los mexicanos y comprometiendo el desarrollo económico.
Un endeudamiento sin precedente
México ha comenzado el 2025 con una cifra alarmante: la deuda pública total del país alcanzó los 17 billones 536 mil millones de pesos, según datos de la Secretaría de Hacienda. Se trata del nivel más alto registrado en la historia nacional y una losa financiera que hereda el nuevo gobierno.
Para ponerlo en perspectiva, en diciembre de 2018 la deuda era de 10 billones 550 mil millones de pesos. En sólo seis años, la deuda pública ha crecido en casi 7 billones de pesos, una cifra que supera el presupuesto anual de salud, educación y seguridad combinados. Esta situación es consecuencia directa del gasto irresponsable del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien, a pesar de sus constantes discursos sobre austeridad, endeudó al país como nunca antes.
¿Por qué ha crecido tanto la deuda?
La Secretaría de Hacienda intenta justificar este descomunal crecimiento con el argumento de que las altas tasas de interés han encarecido el financiamiento. Sin embargo, la realidad es que el endeudamiento fue resultado de decisiones políticas y no de condiciones del mercado. Algunos de los factores clave incluyen:
Megaproyectos sin planeación y sobrecostos astronómicos: El Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles consumieron recursos multimillonarios sin generar un retorno inmediato. Se financiaron con deuda, a pesar de que sus costos se inflaron más allá de lo presupuestado inicialmente.
Gasto excesivo en programas clientelares: En los últimos seis años, el gobierno priorizó los programas sociales para fortalecer su base electoral, sin implementar mecanismos de transparencia o garantías de sostenibilidad. Esto derivó en una carga financiera insostenible.
Despilfarro en año electoral: 2024 fue un año de elecciones, y el gobierno incrementó el gasto público de manera desmesurada, buscando influir en los resultados y dejar una percepción artificial de estabilidad económica.
El impacto en la vida cotidiana
Cada peso que el gobierno debe destinar al pago de intereses de la deuda es un peso menos para invertir en sectores clave. Esto ya se está reflejando en:
Deterioro de los servicios públicos: La falta de presupuesto afecta la calidad de la educación, el mantenimiento de hospitales y la seguridad. Las familias mexicanas están viendo cómo sus condiciones de vida empeoran.
Mayor presión fiscal: Para intentar contener el déficit, el nuevo gobierno podría recurrir a mayores impuestos, recortes en subsidios o nuevas cargas fiscales para empresas y trabajadores.
Desconfianza de inversionistas: La creciente deuda y el desorden financiero han deteriorado la confianza en México como destino de inversión, lo que limita la generación de empleos y el crecimiento económico.
¿Qué sigue para México?
El nuevo gobierno enfrenta una crisis fiscal severa y deberá tomar decisiones drásticas para evitar un colapso financiero. Entre las opciones están:
Implementar un plan de austeridad real, eliminando gastos innecesarios y proyectos inviables.
Revisar los programas sociales para garantizar que lleguen a quienes realmente los necesitan sin convertirse en herramientas de control político.
Fomentar la inversión privada para generar crecimiento económico sostenible.
Lo que es innegable es que la administración anterior dejó a México con un problema monumental, uno que afectará a generaciones futuras. Ahora, la pregunta es si el gobierno entrante tendrá la capacidad y voluntad de corregir el rumbo, o si continuará por el mismo camino de despilfarro e improvisación.