Los adornos del ego y sus sobreprecios
Desde el primer día de su administración, Ricardo Gallardo Carmona ha dejado claro su deseo de que su presencia se sienta en cada rincón de San Luis Potosí. Las obras públicas de su gobierno no solo buscan mejorar la infraestructura estatal, sino también dejar un legado visual: enormes estructuras, a menudo innecesarias, que destacan más por su extravagancia que por su funcionalidad.
El sello distintivo del mandatario de San Luis Potosí está presente en cada parque, avenida y remodelación. Un claro ejemplo de ello son las entradas de los parques Tangamanga en la capital potosina, donde gigantescas estructuras se imponen, aun cuando su utilidad es cuestionable.
Consultando con expertos ingenieros y arquitectos, señalan que estas obras no son más que "Monumentos al Ego", construcciones que, en su mayoría, no cumplen ninguna función estructural o urbanística. El único propósito aparente es que las futuras generaciones recuerden a Gallardo Carmona, tal y como él desea: omnipresente.
Un ejemplo notorio es la estructura colocada en el Boulevard Antonio Rocha Cordero y la Avenida Juárez, una obra que, más que embellecer, ha generado críticas por su falta de sentido y su elevado costo. Pero este no es un caso aislado. En el mercado república, en pleno centro de la ciudad, se erigió otra colosal estructura que, sin duda, costó mucho más que las simples mejoras estéticas que se realizaron en el lugar. Lo irónico es que estos monumentos carecen de cualquier valor funcional para la infraestructura donde se colocan.
En el puente de Rocha Cordero y Coronel Romero, por ejemplo, los pilotes soportan la carga estructural, pero, como es habitual en la administración de Gallardo, se añadió una estructura gigantesca cuyo único fin parece ser el de satisfacer el ego del mandatario. No aporta nada a la obra, no refuerza la estructura y mucho menos embellece el paisaje.
San Luis Potosí enfrenta serias carencias en áreas fundamentales como educación, agua, vialidad y seguridad. Sin embargo, el mandatario parece más enfocado en seguir los pasos de antiguos emperadores como Calígula, derrochando cientos de millones de pesos en construcciones monumentales que no solucionan los problemas reales del estado, pero que, sin duda, alimentan su ego.
La falta de creatividad en estos proyectos es evidente. Lo que podrían ser elementos urbanísticos funcionales y estéticos, se ha convertido en un conjunto de estructuras burdas y carentes de sentido. No tienen relación alguna con la infraestructura de los puentes o las avenidas donde se colocan; son simplemente adiciones que, a juicio de muchos, no solo son innecesarias, sino también estéticamente cuestionables.
Además, el sobrecosto de estas obras es alarmante. Se estima que el precio de estas estructuras es un 40% mayor de lo que realmente deberían costar. Mientras tanto, las carreteras estatales continúan en un estado deplorable, los municipios claman por inversión y las necesidades básicas de los ciudadanos permanecen desatendidas.
La administración de Gallardo Carmona presume haber invertido más de 5,000 millones de pesos en obra pública. Sin embargo, lo que no se menciona es que de ese monto, al menos 1,400 millones de pesos corresponden a sobrecostos en proyectos como estos. Imagínese lo que podría lograrse con esa cantidad en áreas que realmente lo necesitan: mejoramiento de vialidades, mantenimiento de carreteras, o incluso inversión en infraestructura educativa y de seguridad.
Mientras tanto, las estructuras monumentales seguirán levantándose, recordándonos a todos quién es el mandatario potosino, pero sin ofrecer soluciones reales a los problemas de San Luis Potosí.