IMSS: De tener dos equipos en primera división, hoy no tiene ni medicamentos.
IMSS: De tener dos equipos en primera división, hoy no tiene ni medicamentos.
Hubo un tiempo en la historia de México en que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no solo se dedicaba a la salud de los mexicanos, sino que también incursionaba en el mundo del deporte, llegando a tener bajo su tutela dos equipos de fútbol profesional: Atlante y Oaxtepec.
La noche del 10 de octubre de 1978, Fernando González dueño del Atlante, informó a los medios de comunicación, que había cedido “gratuitamente” los derechos del equipo al Instituto Mexicano del Seguro Social, siendo Arsenio Farell Cubillas, director general del IMSS.
Arsenio Farell Cubillas fue director general del IMSS del 1 de diciembre de 1976 al 30 de noviembre de 1982.
El Atlante, un histórico del balompié nacional, y el Club Deportivo Oaxtepec, que ascendió de segunda a primera división, fueron símbolos de una época en la que el IMSS no solo era visto como el pilar de la seguridad social en México, sino también como dueño de equipos que competían en la liga mexicana de futbol. Sin embargo, esos días de gloria quedaron en el pasado, y hoy, el IMSS se enfrenta a una realidad que contrasta dolorosamente con aquella época dorada.
El IMSS se dio el lujo de tener en ese tiempo en sus filas al máximo goleador en la historia de nuestro futbol, el brasileño Evanivaldo Castro Cabinho y otras figuras como Ricardo Lavolpe, Victor Manuel Voucetich, "Gonini" Vázquez Ayala y Sergio Lira. Lo más que pudo alcanzar el Atlante fue un subcampeonato en 1982.
Tras ser propiedad del IMSS, Atlante se llenó de figuras como el defensa Arturo Vázquez Ayala entre otros.
El Atlante fue adquirido para promover el deporte entre la niñez y juventud. Ese fue uno de los argumentos utilizados en su momento.
Actualmente, el IMSS se encuentra sumido en una crisis profunda, marcada por la corrupción, la falta de recursos y la ineficiencia. Lo que alguna vez fue un símbolo de opulencia, ahora es una institución que lucha por ofrecer servicios médicos básicos. En lugar de administrar equipos de fútbol, el IMSS hoy enfrenta la escasez de medicamentos, la falta de camillas en sus hospitales, y la desesperanza de millones de mexicanos que dependen de su atención.
La situación es el resultado de décadas de corrupción y mala administración. Los recursos que deberían haber sido destinados a mejorar la infraestructura hospitalaria y garantizar el suministro de insumos médicos, parecen haberse desvanecido en redes de corrupción que han drenado a la institución sexenio tras sexenio. Es inconcebible que un organismo que alguna vez tuvo la capacidad de gestionar equipos de fútbol profesional, ahora no pueda ni siquiera asegurar que sus hospitales cuenten con lo más básico para atender a los pacientes.
Hoy el IMSS vive grandes carencia que afectan gravemente a la problación.
Este declive no es solo una cuestión de mala gestión; es un reflejo de cómo la corrupción puede destruir las instituciones que son esenciales para el bienestar de una nación. El IMSS, que en el pasado podía darse el lujo de invertir en el deporte, hoy no puede cumplir con su misión más básica: proteger la salud de los mexicanos.
La nostalgia por los tiempos en que el IMSS brillaba en los estadios de fútbol es inevitable, pero más urgente es la necesidad de una reforma profunda que rescate a la institución de la crisis en la que se encuentra. Es hora de que el IMSS recupere su propósito original, y deje de ser un símbolo del fracaso de la gestión pública, para volver a ser lo que los mexicanos necesitan: un pilar confiable de la seguridad social.